La fundición inyectada en cámara fría es ideal para metales como el aluminio, que tienen un punto de fusión alto. Durante el proceso, el metal se funde en un horno a temperaturas extremadamente altas y luego se dosifica en una cámara fría para ser inyectado en el molde a gran velocidad. La acción de la presión, bajo la que el metal fluido se introduce hasta en las secciones estrechas y se comprime contra las paredes del molde, determina una reproducción con un exacto contorneado, lo que constituye una de las especiales ventajas del proceso de colada a presión.
Puesto que incluso después de llenarse el molde mantiene una presión convenientemente elevada sobre la masa que se está enfriando y endureciendo, se produce un cierto compactado posterior. Gracias a esto, el sistema de fundición a presión permite la producción de piezas de paredes delgadas y forma complicada con una elevada calidad superficial y gran exactitud, piezas que apenas precisan de trabajos de acabado.